sábado, 3 de mayo de 2008

UNA MARAVILLA DEL SIGLO XX



"Digan lo que digan, el ingenio capaz de jugar al ajedrez con seres humanos es una de las maravillas más sorprendentes del siglo XX".

Con estas palabras el Gran Maestro David Bronstein (1924-2006) hacía referencia a las máquinas de ajedrez en su libro 200 partidas abiertas (Editorial Martínez Roca, Barcelona 1973). Si en la actualidad ya no nos sorprenden ni las computadoras ni los programas de ajedrez, que se han convertido en objetos cotidianos para los ajedrecistas, sí que llama aún la atención ver mover las piezas de forma automática a la máquina "Phantom" de la marca Fidelity, fabricada en los años 80.

Como un nuevo Turco de Wolfgang von Kempelen, pero en esta ocasión sin truco alguno, esta computadora movía sus propias piezas, e incluso era capaz de jugar una partida contra sí misma moviendo las figuras de ambos bandos, sin intervención humana, y poseía además una fuerza respetable (según la publicidad del momento, su ELO alcanzaba los 2100 puntos).

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