El filósofo Karl Raimund Popper (1902-1994), considerado uno de los más destacados pensadores del siglo XX, escribió lo siguiente en su importante obra La sociedad abierta y sus enemigos, publicada en 1945 (Parte I, Capítulo 1: El historicismo y el mito del destino):
En tanto que el hombre corriente acepta sin consideraciones ulteriores su modo de vida y la importancia de sus experiencias personales y pequeñas luchas cotidianas, se suele decir que el investigador o filósofo social debe examinar las cosas desde un plano más elevado. Así, desde su ángulo de visión, ve al individuo como un peón, como un instrumento casi insignificante dentro del tablero general del desarrollo humano. Y descubre entonces que los actores realmente importantes en el Escenario de la Historia son, o bien las Grandes Naciones y sus Grandes Líderes, o bien, quizá, las Grandes Clases, o las Grandes Ideas. (...).