Muchos aficionados al ajedrez gustan de discutir acerca de quién ha sido (o es) el mejor jugador del mundo, en su momento o en toda la Historia. Las opiniones, como no puede ser de otra manera, son múltiples y variadas, aunque muchos nombres tienden a repetirse.
Esta cuestión también se la plantearon al genial Alexander Alekhine (Campeón del Mundo por entonces) en una tertulia durante el torneo de Gijón de 1945, tal como narra Pablo Morán en las páginas 32-33 de su memorable Agonía de un genio (Alekhine) (Editorial Ricardo Aguilera, Madrid 1972):
- ¿Quién le parece el mejor jugador del mundo?
Alekhine se volvió como una flecha, clavó sus ojos en el interlocutor, y sencillamente respondió:
- El mejor jugador del mundo soy yo.
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