Cristián Mínguez Frutos (Murcia, España) ha permitido amablemente la reproducción de la escena V de su obra teatral Sublime Nirvana (2005), que citábamos ayer. He aquí la misma completa:
Escena V
Indira y Naresh
(Sonido de lluvia. Madre e hijo, sentados a modo hindú en la alfombra central, juegan al ajedrez)
Indira.- ¡Qué lluvia más pertinaz! Ya le dije a Jonathan que se llevase un paraguas (mueve una pieza del ajedrez).
Naresh.- No te preocupes, no encogerá. Viviendo en Londres, ya se habrá acostumbrado a mojarse.
Indira.- ¡Qué mal lo tuvo que pasar el pobre en la India (ríe).
Naresh.- (Riendo también) ¡Cómo sudaba! (se queda pensando la jugada).
Indira.- (Impaciente, al ver que no juega) Naresh, por favor, decídete ya.
Naresh.- (Se queda mirándola) El ajedrez lleva su tiempo.
Indira.- Tu tiempo acabará pronto con el jaque mate que te tengo preparado.
Naresh.- (Observa con atención el tablero) ¿Jaque mate? (mueve una pieza) y ahora ¿qué?
Indira.- No sé para qué te lo habré dicho (piensa la próxima jugada).
Naresh.- Tu suerte puede que ya está echada, Indira...
Indira.- (Con decisión) No estés tan seguro (mueve).
Naresh.- (Se queda pensativo) Te las sabes todas (duda y mueve).
Indira.- Aprendí a jugar al ajedrez antes que a leer (piensa unos segundos y mueve) ¡Jaque mate!
Naresh.- Al final lo conseguiste.
Indira.- ¡A pagar tu apuesta!
Naresh.- (Sin ganas) Está bien. (Se arrodilla, toma la mano de su madre, la besa y después junta las manos a modo hindú) Mi querida madre, eres la luz de mi vida y el consuelo de mis penas. Gracias por darme la vida (intenta acabar).
Indira.- (Rectificándole) Siempre te he querido y siempre te querré y...
Naresh.- (Deprisa) Siempre te he querido y siempre te querré (piensa lo que le falta) y respetaré... ¡se acabó! (se levanta de un salto y se va al sofá).
Indira.- (Sonriente) Eso me lo tenías que decir, de vez en cuando, sin necesidad de jugártelo al ajedrez.
Naresh.- Mamá, por favor; cuándo dejarás de tratarme como a un niño.
Indira.- ¡Nunca!
Naresh.- He crecido, ¿sabes? Hasta me afeito y todo.
Indira.- (Acariciándole la cara) Nadie lo diría, tienes la piel de bebé.
Naresh.- Bueno, déjalo ya... es igual. (se oye a Jonathan que llega) Ahí tienes a tu hombre. (toma un libro y se pone a leer tumbado en el sofá).
(Continúa en el texto original)
Indira.- ¡Qué lluvia más pertinaz! Ya le dije a Jonathan que se llevase un paraguas (mueve una pieza del ajedrez).
Naresh.- No te preocupes, no encogerá. Viviendo en Londres, ya se habrá acostumbrado a mojarse.
Indira.- ¡Qué mal lo tuvo que pasar el pobre en la India (ríe).
Naresh.- (Riendo también) ¡Cómo sudaba! (se queda pensando la jugada).
Indira.- (Impaciente, al ver que no juega) Naresh, por favor, decídete ya.
Naresh.- (Se queda mirándola) El ajedrez lleva su tiempo.
Indira.- Tu tiempo acabará pronto con el jaque mate que te tengo preparado.
Naresh.- (Observa con atención el tablero) ¿Jaque mate? (mueve una pieza) y ahora ¿qué?
Indira.- No sé para qué te lo habré dicho (piensa la próxima jugada).
Naresh.- Tu suerte puede que ya está echada, Indira...
Indira.- (Con decisión) No estés tan seguro (mueve).
Naresh.- (Se queda pensativo) Te las sabes todas (duda y mueve).
Indira.- Aprendí a jugar al ajedrez antes que a leer (piensa unos segundos y mueve) ¡Jaque mate!
Naresh.- Al final lo conseguiste.
Indira.- ¡A pagar tu apuesta!
Naresh.- (Sin ganas) Está bien. (Se arrodilla, toma la mano de su madre, la besa y después junta las manos a modo hindú) Mi querida madre, eres la luz de mi vida y el consuelo de mis penas. Gracias por darme la vida (intenta acabar).
Indira.- (Rectificándole) Siempre te he querido y siempre te querré y...
Naresh.- (Deprisa) Siempre te he querido y siempre te querré (piensa lo que le falta) y respetaré... ¡se acabó! (se levanta de un salto y se va al sofá).
Indira.- (Sonriente) Eso me lo tenías que decir, de vez en cuando, sin necesidad de jugártelo al ajedrez.
Naresh.- Mamá, por favor; cuándo dejarás de tratarme como a un niño.
Indira.- ¡Nunca!
Naresh.- He crecido, ¿sabes? Hasta me afeito y todo.
Indira.- (Acariciándole la cara) Nadie lo diría, tienes la piel de bebé.
Naresh.- Bueno, déjalo ya... es igual. (se oye a Jonathan que llega) Ahí tienes a tu hombre. (toma un libro y se pone a leer tumbado en el sofá).
(Continúa en el texto original)
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