domingo, 12 de noviembre de 2017

TRANSCRIPCIÓN DEL CIRÍLICO RUSO


En relación a nuestra consulta sobre transcripción de palabras procedentes del alfabeto cirílico ruso, y en especial sobre los nombres de Smyslov y Spasski, la Real Academia Española (RAE) nos ha remitido la siguiente información:


"La transcripción de palabras procedentes de alfabetos no latinos es una cuestión que corresponde a los expertos en las lenguas así escritas y son ellos los que deben fijar los criterios que la presiden. Para el alfabeto cirílico ruso suele recomendarse el sistema de transcripción propuesto por Julio Calonge en su libro Transcripción del ruso al español (Madrid, Gredos 1969), seguido por distintos manuales de estilo posteriores.

Este manual indica que «el signo й pasa a transcribirse por i, pero si le preceden los signos и o ы, del grupo que se forma solo se transcriben estos últimos» (pág. 50). Además afirma que, para los nombres propios rusos utilizados en textos en español, «más que una transcripción, se requiere una incorporación de carácter cultural para la utilización uniforme de dichos nombres dentro de nuestra comunidad lingüística».

Esta incorporación se realiza a través de adaptaciones que no son transliteraciones estrictas, sino que tienen como finalidad facilitar a cualquier hispanohablante la lectura de los nombres propios procedentes de las lenguas de alfabeto no latino.

Así, la transcripción de Борис Васильєвич Спасский sería Borís Vasilievich Spaski, cuya última forma podría hispanizarse como Espaski. Lo mismo sucede en el caso de Василий Васильєвич Смыслов, Vasili Vasilievich Smyslov, que podría hispanizarse como Esmislov. 

La forma terminada en i latina es la más adecuada, ya que la ortografía del español no admite el uso con valor vocálico de la grafía y precedida de consonante a final de palabra. Las formas más indicadas, por tanto, son Vasili, Anatoli, Yuri... 

Debe tener en cuenta además que en español no resulta natural articular directamente el fonema /s/ en posición inicial de palabra cuando le sigue otra consonante. En esos casos se articula una /e/ delante de la /s/, de ahí que las palabras de otras lenguas cuya grafía originaria comienza por «s + consonante» (la denominada ese líquida), cuando se adaptan al español, añadan siempre una e inicial de apoyo: escáner (del inglés scanner), eslalon (del noruego slalom), esmoquin (del inglés smoking), espagueti (del italiano spaghetti), estándar (del inglés standard), estor (del francés store), estrés (del inglés stress), esvástica (del sánscrito svastika). 

Incluso hay topónimos tradicionales en español adaptados de otras lenguas que incorporan dicha e-, como Estocolmo (en sueco Stockholm) o Estrasburgo (en francés Strasbourg)".

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