En los libros más inverosímiles pueden encontrarse referencias a nuestro juego y otras variantes. Un nuevo ejemplo es el del "ajedrez enoquiano", un juego parecido al ajedrez, pero cuyas piezas eran parecidas a dioses egipcios. Se jugaba contra un adversario invisible, y las piezas de una mitad del tablero se movían solas.
Fuente: Los libros condenados, por Jacques Berguier, Plaza y Janés, Barcelona 1984, página 143.
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