El Ajedrez de Torneo, libro de David Bronstein dedicado al Torneo de Candidatos de Zúrich, 1953, es generalmente reconocido como uno de los mejores que se han escrito sobre el juego, y resulta una fuente inagotable de ideas y sugerentes comentarios. Un ejemplo es lo que escribe su autor en el Prólogo ("A modo de Prefacio") sobre las variantes, en relación con el concepto de belleza ajedrecística:
El autor trató de no sobrecargar el libro con demasiadas variantes. Las variantes tienen interés si desvelan la belleza de nuestro juego; son innecesarias si van más allá de lo que un ser humano es capaz de calcular; son nocivas si pueden ser sustituidas por el estudio o la explicación de aquellas posiciones en las que la intuición, la imaginación y el talento deciden el desarrollo de la lucha.
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